Muchas economías menos desarrolladas de Asia aún afrontan desafíos crecientes para cumplir las normas del Codex Alimentarius –un órgano mundialmente reconocido encargado de establecer las normas de inocuidad de los alimentos para ayudar en la facilitación del comercio internacional de alimentos inocuos– y respetar los LMR de plaguicidas fijados por otros socios comerciales. Esto se debe a que estos LMR no se han establecido o son demasiado bajos para ajustarse razonablemente a las pautas que siguen los agricultores en el mundo real. En consecuencia, el comercio asiático se ve seriamente restringido por los rechazos debido a cuestiones relacionadas con la inocuidad de los alimentos, con inclusión del exceso de LMR para los plaguicidas permitidos, la presencia de plaguicidas prohibidos, la presencia de plagas vegetales de cuarentena, y patógenos y patógenos transmitidos por los alimentos. El Acuerdo MSF de la OMC alienta a los Miembros de la OMC a armonizar o basar sus medidas nacionales de inocuidad de los alimentos en las normas, directrices y recomendaciones internacionales elaboradas por el Codex. Si bien la participación de los países asiáticos en el Comité del Codex sobre Residuos de Plaguicidas (CCPR) ha aumentado considerablemente, no se ha realizado un claro esfuerzo organizado para determinar cómo promover la inclusión de los bioplaguicidas en los programas de lucha integrada contra las plagas o cómo se pueden utilizar los plaguicidas para reducir los residuos de los plaguicidas convencionales que pueden plantear problemas para el comercio.

Los enfoques de lucha integrada contra las plagas han incluido la utilización de bioplaguicidas para superar los problemas de resistencia y el mantenimiento de insectos beneficiosos. No obstante, los residuos de plaguicidas se determinan principalmente en función de la última aplicación, por lo que la simple inclusión de un bioplaguicida en un cultivo de rotación tiene pocas probabilidades de traducirse en menos residuos de productos convencionales y no favorecerá el comercio. Un programa basado exclusivamente en bioplaguicidas se traduciría en menos residuos, pero puede que por sí solo no baste para luchar contra la plaga o no sea financieramente viable.  Este proyecto tiene por objeto establecer un equilibrio entre las ventajas de los plaguicidas convencionales (generalmente de menor costo y mayor eficacia) y las ventajas de un bioplaguicida al final de la temporada. Se espera que ello se traduzca en menos residuos y permita al mismo tiempo una ampliación suficiente de la lucha contra las plagas gracias a la ampliación del intervalo precosecha del producto convencional.