En este proyecto regional de Asia se abordó el problema sanitario y fitosanitario de las infracciones de residuos de plaguicidas que afectan al comercio de cultivos fundamentales, mediante una mayor sensibilización y el desarrollo de métodos para eliminar esos obstáculos. El proyecto tenía por objeto mitigar las infracciones de los LMR en el contexto de las exportaciones aplicando un enfoque innovador de la utilización de bioplaguicidas, especialmente al final del período de crecimiento de los cultivos, y promoviendo la armonización de la reglamentación y la divulgación entre los agricultores. Este enfoque propicia otros objetivos de desarrollo más amplios, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, al mejorar el acceso a los mercados y promover prácticas agrícolas sostenibles. El proyecto complementó otros dos proyectos en curso en la región de la SADC (STDF/PG/694) y América Latina (STDF/PG/753).
Muchas economías menos desarrolladas de Asia tienen cada vez más dificultades para cumplir las normas del Codex Alimentarius —un órgano mundialmente reconocido encargado de establecer las normas de inocuidad de los alimentos para ayudar en la facilitación del comercio internacional de alimentos inocuos— y respetar los LMR de plaguicidas fijados por otros socios comerciales. Esto se debe a que estos LMR no se han establecido o son demasiado bajos para ajustarse razonablemente a las pautas que se siguen en el mundo real. En consecuencia, el comercio asiático se ve seriamente restringido por los rechazos debidos a problemas relacionados con la inocuidad de los alimentos, como el exceso de LMR para los plaguicidas permitidos, la presencia de plaguicidas prohibidos, la presencia de plagas vegetales de cuarentena, y patógenos transmitidos por los alimentos.
El Acuerdo MSF de la Organización Mundial del Comercio alienta a sus miembros a armonizar o basar sus medidas nacionales de inocuidad de los alimentos en las normas, directrices y recomendaciones internacionales del Codex. Aunque la participación de los países asiáticos en el Comité del Codex sobre Residuos de Plaguicidas ha aumentado considerablemente, no se ha realizado un claro esfuerzo organizado para determinar cómo promover la inclusión de los bioplaguicidas en los programas de gestión integrada de plagas o cómo utilizar los bioplaguicidas para reducir los residuos de los plaguicidas convencionales que pueden plantear problemas para el comercio.
Los enfoques de gestión integrada de plagas han contemplado la utilización de bioplaguicidas para superar los problemas de resistencia y el mantenimiento de insectos beneficiosos. No obstante, como los residuos de plaguicidas se determinan principalmente en función de la última aplicación, la simple inclusión de un bioplaguicida en un cultivo de rotación tiene pocas probabilidades de traducirse en menos residuos de productos convencionales y no favorecerá el comercio. Un programa basado exclusivamente en bioplaguicidas tendría como resultado una reducción de los residuos, pero podría no ser suficiente por sí solo para controlar la plaga o podría no ser viable desde el punto de vista financiero.
En el marco de este proyecto se elaboró un enfoque estratégico basado en la utilización de bioplaguicidas que no producen residuos tras el uso de plaguicidas convencionales, a fin de eliminar los obstáculos al comercio. El proyecto sirvió para sensibilizar sobre las ventajas de los bioplaguicidas y para promover una gestión sostenible de las plagas, evitando problemas de LMR en las pulverizaciones del final de la temporada. En el proyecto se identificaron sistemáticamente las deficiencias de capacidad, mejorando las estrategias de gestión de plagas de los países y garantizando la sostenibilidad a largo plazo. La adopción del modelo de formación de instructores y el desarrollo de capacidades funcionales facilitaron la cooperación Sur-Sur, fomentando la colaboración y el intercambio de conocimientos. Además, el proyecto contribuyó a la generación de datos sobre residuos de cultivos, lo que sirve de base para adoptar decisiones fundamentadas sobre prácticas sostenibles. Los resultados, entre los que se incluyen estudios de residuos e informes de políticas, proporcionan una base de conocimientos para futuras actividades, integrando los bioplaguicidas en los programas nacionales de gestión integrada de plagas y abordando cuestiones cruciales de gestión de plagas agrícolas.
Nuevos datos sobre LMR y mejora de los conocimientos para interpretar esos datos sobre el uso de bioplaguicidas:
El primer resultado del proyecto fue la realización de pruebas de campo supervisadas y análisis de laboratorio para estudios sobre residuos de plaguicidas. Las principales actividades consistieron en apoyo técnico, creación de capacidad mediante formación de instructores, elaboración de procedimientos operativos normalizados, aplicación de sistemas de control de calidad y preparación de la documentación adecuada. Se impartieron sesiones presenciales de formación in situ y un taller de buenas prácticas de laboratorio para investigadores de nueve países asiáticos. Tailandia impulsó la cooperación Sur-Sur mediante actividades de formación dirigidas a la RDP Lao. Estos esfuerzos culminaron en 18 estudios de campo sobre reducción de residuos y lograron ampliar los conocimientos de los participantes.
- Los diferentes estudios de reducción de residuos que se llevaron a cabo mostraron una reducción sustancial del 50% en los valores de los LMR de plaguicidas. Se elaboraron protocolos para cuatro importantes cultivos comerciales (a saber, col, albahaca pitahaya y pimiento picante).
- Un total de 174 científicos (71 mujeres y 103 hombres) recibieron formación virtual y mejoraron sus conocimientos y competencias técnicas en la generación de datos sobre LMR, la producción de bioplaguicidas y la armonización de la reglamentación, al tiempo que reforzaron su capacidad para colaborar, reflexionar y entablar un diálogo sobre políticas orientado a mejorar la innovación técnica e institucional en sus países y en la región.
- Se impartió formación presencial a 10 científicas y 8 científicos en las instalaciones del Organismo de Productos Alimenticios de Singapur.
- En la iniciativa se dio prioridad a las buenas prácticas de laboratorio para los técnicos que participan en análisis de LMR, impartiendo formación en línea y presencial a más de 40 funcionarios de laboratorio, con medidas de apoyo adicional para equipos de procesamiento, como el suministro de trituradoras a los países participantes.
Aumento de los conocimientos y competencias sobre prácticas mejoradas para fabricar plaguicidas microbianos:
Se han logrado avances significativos en la producción de bioplaguicidas mediante una serie de conferencias en línea y formación práctica en Viet Nam. El curso en línea, que se impartió a 63 participantes (32 hombres y 31 mujeres) de varios países, abarcó temas esenciales relativos a la producción de bioplaguicidas. La formación práctica (12 mujeres; 7 hombres) se centró en las técnicas de bioplaguicidas fúngicos, como el aislamiento, la selección, la fermentación y el control de calidad. Los participantes también adquirieron conocimientos sobre el desarrollo de modelos empresariales y se promovió un enfoque de pensamiento sistémico respecto de la comercialización y la expansión, mejorando así la gobernanza nacional de los bioplaguicidas.
Mejora de las capacidades de armonización de la reglamentación sobre bioplaguicidas y agentes de biocontrol:
En el proyecto se elaboró un documento de política sobre bioplaguicidas y se creó una red de conocimientos para armonizar la reglamentación sobre bioplaguicidas en Asia Sudoriental, mejorando la capacidad de reglamentación y fomentando la cooperación regional. Los talleres y la colaboración fomentaron la armonización de los marcos nacionales con las directrices de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) sobre la reglamentación, el uso y el comercio de agentes de control biológico, mejorando así el registro y la adopción de bioplaguicidas. Entre los principales logros alcanzados en Bangladesh cabe destacar la formación de grupos de trabajo técnicos, la actualización de la reglamentación sobre bioplaguicidas y la organización de talleres, con financiación del USDA, destinados a abordar los problemas de carácter reglamentario y a promover la armonización de la reglamentación. En abril de 2023 se organizó en Bangkok un taller regional de armonización de la reglamentación con 54 participantes (30 mujeres y 24 hombres).
Actividades de extensión y divulgación facilitadas para dar a conocer y difundir los resultados del proyecto.
- Fortalecimiento de la base de conocimientos mediante estudios sobre LMR, con la elaboración de 11 infografías.
- Mejora del intercambio de conocimientos entre las partes interesadas, combinando capacidades técnicas y funcionales.
- Elaboración de un informe de políticas y un documento de antecedentes para los encargados de la formulación de políticas.
- Fomento de la sensibilización y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles en el ámbito local, con la participación de más de 327 agricultores y representantes de la Asociación de Agricultores Asiáticos para un Desarrollo Rural Sostenible (AFA).
- Comunicación de los conocimientos del proyecto a través de la web, medios sociales y artículos.
Otros resultados inesperados
- El Pakistán, que inicialmente no figuraba entre los beneficiarios del proyecto del STDF, participó en él como parte de una labor similar llevada a cabo por el CABI en el marco de un proyecto financiado por el USDA. Esto garantizó la complementariedad entre ambos y evitó duplicaciones.
- En Sri Lanka, gracias a la sensibilización promovida por el proyecto, las autoridades solicitaron un apoyo más específico y adaptado a través del Departamento de Comercio de los Estados Unidos y obtuvieron un nuevo proyecto de dos años de duración.
- En Bangladesh, APAARI recibió financiación colateral del USDA para apoyar actividades de desarrollo fitosanitario. Estas actividades complementaron las del proyecto del STDF y potenciaron su impacto en el país.
Equipos nacionales de estudio
Cada país participante creó un equipo nacional de estudio integrado por 8-10 miembros, lo que facilitó la ejecución satisfactoria del proyecto. Los líderes de los equipos coordinaron los esfuerzos, decidiendo activamente los cambios necesarios para las combinaciones de cultivos-plagas. Como miembros activos del Grupo de Trabajo de la ASEAN sobre LMR de plaguicidas, los equipos fortalecieron las redes regionales y la colaboración, principalmente mejorando el entendimiento mutuo y el intercambio de información.
Mentoría y formación
La creación de capacidad también se logró a través de la cooperación Sur-Sur, de manera que los países experimentados impartieron formación a otros menos experimentados en procedimientos de buenas prácticas de laboratorio (por ejemplo, entre Tailandia y Lao, República Democrática Popular). La formación presencial y en línea impartida por el equipo técnico de AAG proporcionó amplios conocimientos teóricos y prácticos, mediante orientaciones detalladas sobre el registro de datos de buenas prácticas de laboratorio, procedimientos de evaluación de plagas y documentación adecuada, mejorando considerablemente la comprensión y ejecución de las actividades de campo y de laboratorio.
Canales de comunicación eficaces y adaptación a las necesidades de los países
El coordinador del proyecto mantuvo una comunicación abierta no solo por correo electrónico, sino también por WhatsApp, Line y Zalo para proporcionar periódicamente información actualizada. Las llamadas quincenales con los asociados y los equipos nacionales de estudio permitieron mantener una participación continuada, especialmente después del período de la COVID-19. Esta flexibilidad en las herramientas de comunicación facilitó las respuestas oportunas y la resolución de problemas, contribuyendo al avance del proyecto. La atención y la respuesta a los problemas específicos de cada país en la aplicación posibilitaron un progreso y una colaboración efectivos.
Facilitación del aprendizaje en todas las regiones del mundo
El proyecto incidió particularmente en el aprendizaje interregional mediante el intercambio de experiencias con iniciativas similares en África y América Latina también financiadas por el STDF. Este intercambio puso de relieve la importancia de las capacidades funcionales y las redes colaborativas. La colaboración proactiva con los asociados de los países y la planificación anticipada de los talleres permitieron una participación fluida. La integración del desarrollo de la capacidad funcional en las sesiones de formación técnica, respaldada por actividades de seguimiento continuo posterior a la formación, reforzó el aprendizaje y la aplicación de los conocimientos.