El objetivo del proyecto era ampliar las exportaciones de Rwanda a los mercados internacionales y regionales de frutas, hortalizas y flores. Como consecuencia, se prevé que esto traiga una mayor prosperidad a los productores, las cooperativas y las empresas agrícolas nacionales.
Casi el 90% de la población rwandesa depende de la agricultura como fuente principal de ingresos. Tras años de inestabilidad política y reconstrucción posterior al genocidio, el comercio agropecuario ofrecía la posibilidad de impulsar el crecimiento económico y reducir la pobreza. El Gobierno dio prioridad a las iniciativas destinadas a ampliar las exportaciones de frutas, hortalizas y flores a los mercados regionales e internacionales, y creó la Autoridad de Desarrollo Hortícola de Rwanda para promover el sector hortícola. Los productores y comerciantes del sector se enfrentaban a múltiples problemas al intentar acceder a los mercados regionales e internacionales, mientras que las deficiencias de capacidad se concentraban en el conocimiento y la aplicación de las prescripciones sanitarias y fitosanitarias.
La medida clave para aumentar el acceso a los mercados de exportación de productos hortícolas era crear un sistema sólido de gestión en la esfera sanitaria y fitosanitaria que garantizara la gestión de la sanidad vegetal a nivel nacional y que, a su vez, inspirara entre los interlocutores comerciales la certeza de que las frutas, hortalizas y flores procedentes de Rwanda estarían libres de plagas y enfermedades y de que serían inocuas para la salud humana y el medio ambiente.
Allanar el camino para un sistema sólido de sanidad vegetal
Antes del proyecto, Rwanda carecía de las estructuras institucionales y legislativas necesarias para cumplir las prescripciones fitosanitarias internacionales aplicables al comercio, lo que obstaculizaba los esfuerzos de los sectores público y privado por desarrollar el sector hortícola y las oportunidades de acceso a los mercados. Mediante la aplicación del instrumento de evaluación de la capacidad fitosanitaria (ECS) de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), los asociados en el proyecto identificaron las necesidades prioritarias y las opciones para fortalecer la capacidad fitosanitaria del país. El proyecto desempeñó un papel esencial en la creación y el funcionamiento de la Organización Nacional de Protección Fitosanitaria (ONPF) y contribuyó de forma fundamental a que Rwanda pasara a ser miembro de la CIPF. La ONPF se creó con miras a gestionar y operar un sistema de certificación fitosanitaria para apoyar las exportaciones de plantas y productos vegetales inocuos.
Se elaboró una ley de protección fitosanitaria y productos agroquímicos, que se presentó al Parlamento para su ratificación. La ley contribuirá a la lucha eficaz contra las plagas y permitirá establecer una estructura fitosanitaria nacional sostenible.
Mayor concienciación y mayores conocimientos técnicos en la esfera sanitaria y fitosanitaria para adoptar buenas prácticas
El proyecto permitió crear conciencia y ampliar la base de conocimientos en el sector. En la esfera sanitaria y fitosanitaria se elaboraron una serie de materiales de formación sobre las buenas prácticas agrícolas, la sanidad vegetal y las cuestiones sanitarias y fitosanitarias, que se utilizaron en actividades de creación de capacidad destinadas a los colectivos interesados de los sectores público y privado que se dedicaban a la horticultura. Se produjeron vídeos sobre la lucha integrada contra las plagas y estos se tradujeron al francés y al kinyarwanda. Los expertos de organismos públicos, del sector privado y del ámbito académico asistieron a talleres de formación para mejorar sus conocimientos y competencias sobre la gestión sanitaria y fitosanitaria.
Además, en el marco del proyecto se elaboró una lista nacional de plagas vegetales como parte de una base de datos más amplia de plagas regionales. La información de esta base de datos se compartió con los países de África Oriental y otros países para dar impulso a este tema en toda la región, mejorar la capacidad de identificar las plagas que afectaban al comercio y luchar contra ellas.
Plan de Acción en materia Sanitaria y Fitosanitaria para el sector hortícola
Mediante la elaboración de una Estrategia y un Plan de Acción Nacionales en materia Sanitaria y Fitosanitaria, se identificaron, priorizaron y facilitaron en el marco del proyecto las medidas necesarias para crear un sistema de gestión sanitaria y fitosanitaria con el fin de que Rwanda mejorara el cumplimiento de las normas internacionales. En este contexto, se llevaron a cabo actividades para analizar las normas fitosanitarias de exportación y otros requisitos de mercado, así como para identificar a donantes que pudieran apoyar determinadas actividades del Plan de Acción. A raíz de estos esfuerzos fue posible obtener recursos adicionales para el proyecto. El Plan de Acción en materia Sanitaria y Fitosanitaria sigue siendo la base de las actividades emprendidas por las autoridades encargadas de la sanidad vegetal y la horticultura para promover el cumplimiento de las normas sanitarias y fitosanitarias.
Centrarse en las dificultades no relacionadas con los aspectos sanitarios y fitosanitarios para impulsar las exportaciones
Si bien el proyecto logró sentar las bases de un sistema eficaz de gestión sanitaria y fitosanitaria, este hecho no se tradujo automáticamente en un aumento de las exportaciones de flores, frutas y hortalizas a los mercados de exportación regionales e internacionales. Aunque es cierto que para acceder a los mercados se necesita capacidad para cumplir las prescripciones sanitarias y fitosanitarias, dicha capacidad por sí sola puede no ser suficiente para ampliar las exportaciones agrícolas. En el caso de Rwanda, las tendencias macroeconómicas mundiales, incluido el acceso limitado a crédito, plantearon otras dificultades decisivas a los productores y exportadores de productos hortícolas.
Promover las asociaciones público-privadas en el sector hortícola
La participación de los colectivos interesados era un factor importante para lograr la sostenibilidad de las actividades emprendidas en el marco del proyecto. Sin embargo, aunque el proyecto se caracterizó por un fuerte compromiso y una alta participación del sector público, conseguir la participación del sector privado resultó más difícil, sobre todo porque la economía rwandesa, basada en la agricultura de subsistencia, no disponía de asociaciones sectoriales competentes ni partes interesadas del sector privado cualificadas. En consecuencia, el proyecto tuvo menos éxito de lo esperado en sus intentos por promover asociaciones público-privadas en el sector hortícola. De esto se deduce la importancia de comprender la situación del sector privado y, cuando proceda, de adoptar medidas para aumentar la capacidad del sector privado.
Seguir mejorando el diseño del proyecto
La aplicación de una herramienta de evaluación de la capacidad durante la fase de diseño y formulación del proyecto, más que como una actividad en el marco del proyecto, habría permitido obtener mejores resultados. Análogamente, durante el diseño del proyecto debería considerarse detenidamente la manera de gestionar los riesgos relacionados con la rotación de personal (por ejemplo, la partida de los instructores formados) a fin de mejorar los efectos de la formación impartida.
Fomentar la aprobación de la legislación para luchar mejor contra las plagas y enfermedades de los vegetales
Las previsiones de elaborar y ratificar la legislación en materia de sanidad vegetal en el marco de un proyecto de dos años de duración resultaron demasiado ambiciosas. En el caso de proyectos que incluyen actividades para elaborar o actualizar textos legislativos, es aconsejable, desde el principio, determinar los incentivos y mecanismos para promover la aprobación de dichos textos, incluso después de que haya concluido el proyecto.
Tomando como base el proyecto y como complemento a los esfuerzos realizados por otros donantes y asociados para el desarrollo, en 2016 el Parlamento aprobó la nueva legislación sobre protección fitosanitaria, que incluye la expedición de certificados fitosanitarios y la inspección por la autoridad competente.