Las infracciones relativas a los residuos de plaguicidas tienen como resultado importantes pérdidas financieras para las exportaciones agrícolas de Asia, lo que afecta de manera desproporcionada a los pequeños agricultores que dependen del comercio para asegurar sus medios de subsistencia. Para resolver este problema, una iniciativa regional financiada por el STDF y dirigida por la Asociación de Asia y el Pacífico de Instituciones de Investigación Agraria (APAARI) demostró cómo el uso innovador de bioplaguicidas —combinado con métodos fitosanitarios convencionales— puede reducir los residuos y promover un comercio seguro y sostenible. Mediante la utilización de bioplaguicidas al final del período de crecimiento, los residuos de plaguicidas se redujeron a la mitad en cultivos clave como la col, la albahaca, la pitahaya y el pimiento picante, que son exportaciones vitales para millones de agricultores.
Bioplaguicidas para cultivos y mercados más seguros
El proyecto se centraba en ocho países (Bangladesh, Camboya, Indonesia, Malasia, RDP Lao, Sri Lanka, Tailandia y Viet Nam) y tenía como objetivo equilibrar la eficacia de los plaguicidas convencionales con los beneficios ambientales de los bioplaguicidas. A diferencia de los productos químicos sintéticos, los bioplaguicidas son de origen natural, producen residuos mínimos y suelen estar exentos de límites máximos de residuos (LMR), por lo que se ajustan a las normas del comercio mundial.
Además de reducir los niveles de residuos, en el marco del proyecto se llevaron a cabo 18 estudios sobre el terreno y análisis de laboratorio, que generaron datos esenciales para orientar la formulación de políticas y armonizar las reglamentaciones. Un modelo de formación de instructores facilitó el intercambio de conocimientos entre agricultores y científicos, reforzando así la cooperación Sur-Sur. Los participantes adquirieron experiencia en buenas prácticas de laboratorio y procedimientos operativos normalizados, asegurando de ese modo resultados duraderos.
Formulación de políticas para un comercio sostenible
En una amplia nota de orientación sobre políticas se expusieron los beneficios económicos y ambientales de los bioplaguicidas y se ofrecieron orientaciones prácticas para su adopción. En el marco del proyecto se puso en marcha la armonización de los marcos normativos nacionales con las directrices de la ASEAN sobre los agentes de control biológico, allanando el camino para simplificar el registro de bioplaguicidas y la armonización del comercio.
Por ejemplo, Bangladesh revisó su reglamentación sobre bioplaguicidas apoyándose en consultas con expertos y talleres. Este enfoque armonizado permitió reducir los obstáculos al comercio y fomentó prácticas sostenibles de control de plagas en toda la región.
Empoderamiento de los agricultores e innovación industrial
La participación de los agricultores fue fundamental para el éxito del proyecto. En colaboración con la Asociación para el Desarrollo Rural Sostenible, se compartieron datos fundamentales sobre LMR con más de 327 agricultores, lo que permitió a estos adoptar los bioplaguicidas con confianza. Las campañas en las redes sociales contribuyeron a aumentar la sensibilización y a fomentar prácticas sostenibles.
El proyecto también prestó apoyo a la producción local de bioplaguicidas mediante la formación de los participantes en técnicas de fabricación y desarrollo de modelos empresariales. Esto abrió vías para el crecimiento del sector privado, al proporcionar soluciones asequibles y ecológicas para el control de plagas a los pequeños agricultores.
Repercusiones inesperadas e intercambio de conocimientos a escala mundial
BMás allá de sus objetivos iniciales, el proyecto impulsó iniciativas complementarias, como la colaboración de Sri Lanka con el Departamento de Comercio de los Estados Unidos para un proyecto de dos años de evaluación del riesgo de los plaguicidas.
El Pakistán también se benefició del proyecto gracias a las sinergias con un donante del STDF, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Singapur contribuyó en su calidad de laboratorio regional de referencia, poniendo a disposición instalaciones modernas para las sesiones de formación, un ejemplo de la cooperación Sur-Sur en los ocho países beneficiarios.
Los intercambios interregionales también permitieron intercambiar experiencias con las partes interesadas del sector de los bioplaguicidas en África y América Latina, ampliando así el alcance del proyecto y fomentando la innovación y el intercambio de conocimientos entre continentes.
Para asegurar la sostenibilidad, la APAARI estableció la Comunidad de Prácticas de Empleo de Bioplaguicidas de Asia y el Pacífico, una plataforma para que los organismos de reglamentación, la industria y otras partes interesadas sigan beneficiándose de la red del proyecto y fomentando la agricultura sostenible.
Un modelo para lograr avances sostenibles en la agricultura
Gracias a la colaboración entre múltiples partes interesadas, la cooperación Sur-Sur y las enseñanzas extraídas a nivel mundial, este proyecto demuestra el modo en que las soluciones innovadoras pueden dar respuesta a los retos que plantea la agricultura. Ofrece un modelo ampliable que permite empoderar a los agricultores, proteger los ecosistemas y favorecer un comercio seguro y sostenible entre las regiones.
INNOVACIONES Y AMPLIACIÓN DEL USO
El uso de bioplaguicidas al final del período de crecimiento ha demostrado ser una innovación eficaz para reducir los residuos de plaguicidas y mejorar el acceso a los mercados, con el consiguiente potencial de transformación para millones de pequeños agricultores si se amplía su uso.
ENSEÑANZAS
- Crear asociaciones: Formar equipos nacionales con representantes de diversos sectores ( Gobierno, agricultores, industria agroalimentaria) para coordinar los esfuerzos y conectarse con grupos regionales como la ASEAN.
- Compartir conocimientos: Permitir la formación entre pares, garantizando la accesibilidad mediante la utilización de los idiomas locales y enfoques adaptados.
- Mantener la comunicación: Utilizar herramientas de comunicación flexibles (correo electrónico, redes sociales y llamadas telefónicas) para abordar las dificultades y mantener a las partes interesadas en contacto.
- Promover el aprendizaje interregional: Compartir las mejores prácticas a nivel regional y mundial, y hacer un seguimiento para reforzar los conocimientos.
Asegurar la sostenibilidad: Establecer comunidades virtuales para proseguir la colaboración y el intercambio de conocimientos.
PRINCIPALES DATOS
- Reducción del 50% de los LMR de plaguicidas en cuatro cultivos clave (col, albahaca, pitahaya y pimiento picante)
- 174 científicos formados en la producción de bioplaguicidas y las prácticas de reglamentación conexas
- Más de 18 estudios sobre la reducción de residuos en cultivos de exportación clave producidos por millones de pequeños agricultores
- Armonización regional con las directrices de la ASEAN sobre los agentes de control biológico.
Este proyecto fue ejecutado por la Asociación de Asia y el Pacífico de Instituciones de Investigación Agraria (APAARI) en colaboración con sus asociados.
